martes, 12 de junio de 2018

Lo triste que resulta sentirnos una talla, unas medidas, unos centímetros más por aquí o por allá. Lo triste que resulta que un solo comentario negativo empañe todos aquellos positivos, el trabajo contigo misma de meses o años. 

Que muchas veces nuestra mente sea tan perversa como para distorsionarnos de esta manera la imagen que tenemos de nosotros mismos. Supongo que esa es la base de todas las enfermedades relacionadas con el peso o el físico: la mente. 

Pensamientos auto-destructivos que no nos dejan estar bien ni con nosotros ni con el mundo. Pensamientos que te hacen insegura, que te hacen sentir pequeña, que te paran a la hora de hacer cosas como mostraste en bikini o disfrutar de las relaciones, por el simple hecho de estar preocupada en qué pensará la otra persona. Nadie debería sentirse así nunca, muchísimo menos por la clase de físico que tenga. 

La industria de la moda nos ha metido en la cabeza que el cuerpo ideal ha de ser 90-60-60, que para ser una mujer a la que todos miren, una mujer de verdad, no tiene que sobre salirte una molla por aquí o por allá. Que no puedes tener celulitis, estrías o piel de naranja. Que no te pueden rozar los muslos porque es importante tener ''thigh gap''. Pero estamos todos tan equivocados... 

Una mujer es real tenga el cuerpo que tenga, con sus medidas, sus mollas, sus kilogramos, sus muslos rozándose, su celulitis... Porque si, porque no somos un cuerpo. Somos más que eso.

Y ojalá esos cánones de belleza establecidos por esta sociedad algún día desaparezcan y ninguna mujer u hombre tenga que sentir vergüenza de su cuerpo, de mostrarlo y de disfrutarlo.  




No hay comentarios:

Publicar un comentario