domingo, 22 de marzo de 2015

Muchas veces me gustaría poder decir basta. Basta a mis pensamientos que salen a chorros, liándose unos con otros. Así solo consiguen un mar de dudas, dudas que se van clavando y van haciendo sitio en mí, que se quedan a vivir y que después es casi imposible deshacerse de ellas. Dudas que hacen que no funcione bien lo que debería funcionar bien, dudas que destruyen. Dudas que de una forma u otra debo eliminar porque son ellas mismas las que no me dejan ser yo, el yo de antes, el yo que hecho de menos, el yo de hace muchos años.

¿Cuándo y cómo aparecieron? Lo sé.
¿Cómo deshacerme de ellas? No está tan claro. 

Cuantas veces pienso que me gustaría ser de esas personas seguras de sí mismas, que tienen claro lo esencial y que no dudan. Que saben que quien está seguirá estando y que el miedo no les persigue incluso en sus sueños. Como me gustaría ser alguien totalmente diferente a quien soy y a como soy. Imagino que es imposible, que soy quien soy por todo lo que he vivido y que eso no puede cambiarse. Pero aún sigue esa esperanza de '¿podré ser mejor algún día?'. Espero que sí. Ya no por mí sino por esas personas que están a mi lado y que sufren conmigo lo que otros hicieron en mí. 

Ojalá ser mejor. Ojalá cambiar. 

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