miércoles, 12 de noviembre de 2014

Eres como el frío. Te metes dentro, hasta los huesos y de ahí ya no sales ni aún cuando enciendo el radiador. Con esto no quiero decir que el frío ser malo, es más, ya sabes que a mi me encanta. Pero eres ese frío que también me echa una mantita por encima, para que no me resfríe. Y si me resfrío pasas de ser el frío que lo cala todo a ser mi pañuelo, mi leche calentita y esas pelis de tarde de lluvia. 
También eres ese calorcito que te invade el cuerpo y sobre todo el corazón. Y como me gusta, mi amor.
Eres siempre lo que necesito y por eso mi cuerpo llora cada vez que piensa que ya no tendrá tus caricias o mi corazón al pensar que ya no recibirá tu calidez. O yo, al saber que tus ojos ya no me mirarán a mí. 
Mi amor...

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