¿Dónde han quedado esos viernes eternos? Esos que eran necesarios, imprescindibles y muy importantes. Esos que tú decías que serían sagrados.
Y empezó el curso. Y dejaron de serlos.
Y me siento como en el último lugar. Como si primero fuese todo lo demás y luego ya si sobra tiempo fuese yo.
No quiero.
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