miércoles, 23 de enero de 2013

Todo lo que no soy, es todo lo que no hicimos.


La verdad es que de todas las cosas que no he hecho, solo me pesan las que no hice contigo.
Follar bajo la lluvia, un viaje a Amsterdam, bañarnos juntos en 'La Caleta', explotar pompas de jabón con el rasurado de tu pubis, rompernos la risa por usarla demasiado, pintar las nubes del color de tus ojos, las paredes del color de tu abrigo. Quedarnos dormiditos en tu azotea por contar estrellas, salvar a la arañita de tu lavabo, volar, volar más alto, caernos. Porque el amor a veces, es caerse y en lugar de levantarse hacer que caigas conmigo. Aprovecharnos del suelo para lamernos el vértigo. Y flotar. Gritar tu nombre desde el 'Empire State' y que todos los hombres quisieran llamarse como tú, amanecer en Nueva Delhi y mordernos el hambre, desayunarte, 12 besitos tuyos un 31 de diciembre a las 0:00, conseguir que los canales de Venecia se sonrojaran de pudor ante tus muslos. Y tener algún día un niño mimado que me llame "mami" mientras corretea por nuestro pasillo, eso sí tendría tus ojos rasgados y tu poca verguenza, eso seguro.
Y perderte de camino a nosotros, equivocarme de regreso a cualquiera, encontrarte, que el placer siempre se esconde en el lugar más prohibido. Pero tu sabías, que el amor que nunca acaba en nada es aquel que no se da del todo. Torciste la esquina, doblaste un edificio y te tragó la calle.
- Si no me voy nunca me echarás de menos. Eso dijiste.
Y aún no has vuelto.
Y pesa.

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